El arte no reproduce lo visible, sino que hace visible (…) En todo lo que vemos hay que considerar tres cosas: la posición del ojo que mira, la del objeto visto y la de la luz que lo ilumina. Quizá la realidad no haya surgido todavía a ojos de nadie.
J.L. Godard La chinoise
La visibilidad puede presentarse como mirada total, como visión de un ojo omnívoro (y omnipotente) u ofrecerse como el convite, la invitación a la exploración del mundo, como un compartir la inquietud. Las imágenes son, entonces, enigmas amorosos, claroscuros incitantes, testimonios de un pensar sensible que se extraña y celebra el contacto con lo vivo, huellas de sufrimientos intolerables que solicitan escucha, empatía (ni caridad, ni conmiseración), expresión de la experiencia de lucha compartida que se comparte para contagiar entusiasmo, para invitar a pensar en lo que hacemos, en lo que podemos hacer juntxs, en lo que pueden unxs cuerpos con otrxs… unxs como otrxs.
Cuerpos-territorios, cuerpos-tránsitos, pasiones que movilizan y prometen realidades no vistas todavía ¿para quienes? ¿Frente a quienes? ¿Contra quienes?… ¿ante qué nuevos ojos? ¿Con qué otros ojos?
Estas intensidades, que predisponen el pensamiento, son las que pretendemos convocar en el espacio de cine compartido de este año 2016.